Se manifestó principalmente en Europa occidental,
aunque debido al colonialismo también se dio en numerosas colonias de las
potencias europeas, principalmente en Latinoamérica, cronológicamente, abarcó
todo el siglo XVII y principios del XVIII, con mayor o menor prolongación
en el tiempo dependiendo de cada país. Se suele situar entre el Manierismo y
el Rococó, en una época caracterizada por fuertes disputas religiosas
entre países católicos y protestantes, así como marcadas
diferencias políticas entre los estados absolutistas, donde la aristocracia ejercía
un férreo poder.
Como estilo artístico el Barroco surgió a principios del siglo XVII (según otros autores finales del XVI) en Italia período también conocido en este país como Seicento, desde donde se extendió hacia la mayor parte de Europa. Durante mucho tiempo el término “barroco” tuvo un sentido peyorativo, con el significado de recargado, engañoso, caprichoso, hasta que fue posteriormente revalorizado a finales del siglo XIX por Jacob Burckhardt y, en el XX, por Benedetto Croce y Eugeni d'Ors. Aunque se suele entender como un período artístico específico, estéticamente el término “barroco” también indica cualquier estilo artístico contrapuesto al clasicismo. Ejemplos de fases barrocas serían el arte helenista, el arte gótico, el romanticismo o el modernismo.
El arte se volvió más refinado y ornamentado, con pertenencia de un cierto racionalismo clasicista pero adoptando formas más
dinámicas y efectistas y un gusto por lo sorprendente y anecdotista por las ilusiones ópticas y
los golpes de efecto.
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